Fenómeno
físico:
Un fenómeno físico no altera las propiedades
íntimas de la materia y es reversible.
Cuando ocurre
un fenómeno físico las
sustancias realizan un proceso o cambio
sin perder sus propiedades características, es decir, sin modificar su naturaleza.
Por ejemplo,
si disolvemos sal común en agua, tiene lugar un proceso físico, tras el cual la
sal y el agua siguen teniendo las mismas propiedades
características, como se puede comprobar recuperando la sal por calentamiento
de la disolución. Es decir, en el proceso de disolución no se altera la
naturaleza de las sustancias que se disuelven.
También es un
proceso físico la fusión del hielo, pues el líquido que se obtiene sigue siendo
agua, e incluso el paso de ésta a vapor.
Otros
fenómenos físicos son el desplazamiento de un vehículo, el paso de la
electricidad por los cables, la dilatación de un cuerpo al ser calentado, el
paso de la luz a través de los cristales de una ventana o de una lente,
etcétera.
Fenómeno químico:
Un fenómeno químico es cuando se alteran las
propiedades íntimas de la materia y es irreversible.
Si unas sustancias se transforman en otras
nuevas, de distinta naturaleza, se dice que ha tenido lugar un fenómeno químico.
Por ejemplo,
el hierro de algunos objetos se combina con el oxígeno, en presencia de la humedad del
aire, transformándose en una sustancia diferente, la herrumbre, que no
tiene las propiedades características del metal, es decir no es tan dura, ni
tiene su brillo y su color, ni funde a la misma temperatura, etc.
Es un
fenómeno químico lo que ocurre al calentar un hilo de cobre, pues se transforma
en otra sustancia diferente de color negro; también la combustión de un papel y
la descomposición del agua por la electricidad.
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